Cabe mencionar que es muy importante ser conscientes de que sus “malos hábitos TEA” son cosas aprehendidas, y que ya están “obsoletas”, es decir, que son modificables, pues no responden ya a circunstancias biológicas, sino simplemente a un comportamiento “viciado” del niño. El niño se identifica a sí mismo con su “YO ANTERIOR”. Bien es sabido que cuesta mas re-educar o corregir, que hacerlo bien desde un principio. Nosotros en este caso, no tenemos opción pues así han venido las cosas. Ahora costará algo más cambiar los malos hábitos, pero es primordial que lo consigamos.
Llegando a este punto, debemos cambiar esto porque la situación ahora es distinta: tenemos a un niño totalmente conectado, capaz de responder a las exigencias del entorno, que se enfada porque ahora sabe lo que no quiere hacer y tiene su propio criterio, y se acomoda porque toda la vida ha estado entre algodones por ser un niño con necesidades educativas especiales.
Recordemos unos Tips importantes:
Victimización: evitemos actuar como si el niño tuviera una discapacidad o como si fuera un bebé o una persona que está enferma. Si actuamos así, haremos “pequeñito” a nuestro hijo y lo que realmente deseamos es que logre muchos éxitos y pueda avanzar siempre hacia adelante.
Hipervigilancia: tratemos de actuar sin estar excesivamente alertas continuamente o sintiendo miedo a que haga las cosas por él mismo, o demasiado pendientes de que algo malo le pueda suceder.
Sobreprotección: tratemos de no proteger al niño de una manera excesiva. Debemos darle su espacio para que pueda experimentar con su entorno y pueda equivocarse.
Reforzar sus conductas positivas: si evitamos sobreprotegerlo, podremos reforzar aquellos logros que consiga nuestro hijo por sí mismo, exponiéndolo a su entorno y permitiendo que por él mismo pueda darse cuenta de que puede hacerlo y es capaz. Muy importante hacer uso de estas verbalizaciones: “¿Te das cuenta de que pudiste hacerlo?”; “¡Muy bien, así se hace!”; “Lo lograste, ¡eres un campeón!”. Este tipo de frases potenciarán su autoestima y su autoconfianza.
Pesimismo y negación: evitemos los pensamientos negativos como “no logrará normalizarse”; “no llegará nunca a …”, “no será capaz de…”. Esto no ayudará a que el niño se pueda desarrollar de una forma óptima y bloqueará completamente el hecho de que pueda avanzar.
Desmotivación: este es un punto de partida que no favorecerá el proceso de desarrollo de nuestro hijo. Si nos sentimos desmotivados, no podremos sacar lo mejor de nosotros y, por lo tanto, tampoco lo mejor de nuestro hijo. Recordad que nuestras reacciones emocionales tienen una influencia directa en nuestros hijos. Como nosotros estemos y nos sintamos, así lo percibirán.
Mirada constructiva: debemos partir siempre de un punto de vista constructivo, es decir, partir de la base de que nuestro hijo “sí puede”; si, tras intentarlo, no alcanza esa meta que le hemos propuesto, le damos la ayuda que necesite, pero siempre hay que marcar un punto de partida y valorar si es capaz de llegar y, si no lo es, aplicar las ayudas pertinentes.
No darle la atención que necesita: si creemos que no vamos a poder tirar adelante a nuestro hijo, abandonando de una forma activa, sin prestarle la atención que necesita ni dedicarle las horas que requiere trabajar con él y estimularlo, estaremos cometiendo un error que marcará su neurodesarrollo, ya que dependerá mucho de nosotros hasta dónde logren llegar.
Atender a nuestras demandas e instrucciones: no podemos permitir que ellos atiendan a nuestras demandas o instrucciones cuando ellos quieran o decidan, ni que pospongan ese momento a su libre albedrío. Deberían responder al momento en que emitimos una orden o les pedimos algo. Recordad, siempre solamente si es necesario, reconducirlos a hacer esa acción con vuestra ayuda física.
Delegar la educación del niño a otros profesionales: será un error no atender a nuestro hijo y ceder la responsabilidad educativa a otros. Además, la generalización de aprendizajes en el autismo es vital para poder aprender, adquirir conductas e integrar conocimientos. Por lo tanto, será muy importante que todo el entorno del niño esté involucrado y trabajen de la misma manera para lograr generalizar los aprendizajes de una forma funcional.
Ser un mal educador: si actuamos sin pedagogía, no estaremos enseñando ni ayudando a nuestro hijo.
Aspectos a tratar: no pasar por alto a estas alturas la necesidad de hacer limpieza y reeducar los malos hábitos del niño:
Intervención en las estereotipias y autoestimulaciones
TRES PASOS SENCILLOS:
- EXTINCIÓN TOTAL: ignorar completamente la conducta, sin nombrar ni verbalizar lo que está haciendo. No hacer uso del “NO”.
NO DECIR NUNCA VERBALIZACIONES COMO:
Ejemplos:
“No hagas esto”
“Pero ¿por qué lo haces?”
“¡Para de hacer esto!”
2. REDIRECCIÓN VERBAL EN POSITIVO: Decirle en positivo lo que queremos que haga, evitando el “NO”.
Ejemplos:
“Pon bien las manos”
“Baja las manos”
“Manos quietas”
“Estate tranquilo”
“Camina bien”
Si tras esta redirección, no lo hace, podemos darle ayuda física y moldear la conducta, diciéndole: “Así….”.
3. OFRECERLE UNA ACTIVIDAD ALTERNATIVA E INCOMPATIBLE A LA ESTEREOTIPIA O AUTOESTIMULACIÓN:
Si se desconecta mucho con la estereotipia o autoestimulación y no nos funciona la redirección verbal porque vuelve a hacerlo continuamente, podemos ofrecerle una actividad manipulativa que requiera tener sus manos ocupadas y estar centrado en otra cosa. Esta actividad debe ser neutra, es decir, nunca un juego que le guste o darle su cuento favorito, para que no asocie autoestimularse con recibir un premio. Por lo tanto, será una actividad neutra del tipo: colocar algo, ordenar algo, insertar alguna cosa o colaborar en alguna tarea con el papá o la mamá.
Estereotipias “stimmings” y autoestimulaciones más comunes:
- Aleteo de manos o agitar las manos:
- Ignorar completamente, sin hacer referencia a la conducta de aletear (hacer uso de la técnica de la extinción total).
- En caso de que el aleteo persista, redirigir a “manos quietas”; dar ayuda física en caso de que continúe con el aleteo.
- Si persiste la acción, redirigir al niño a realizar una actividad incompatible con las manos, así como una actividad manipulativa (que ordene, coloque o encaje algo).
- Aplaudir o picar palmas:
- Ignorar completamente tal conducta cuando se de (técnica de la extinción total).
- Si se repite varias veces, redirigir al niño a “manos quietas” o “estate tranquilo”.
- Si lo hace continuamente, proporcionarle alguna actividad manipulativa que le haga tener las manos ocupadas (conducta incompatible a la estereotipia), y de esta forma centraremos su atención hacia otra cosa.
- Cubrirse o taparse las orejas:
- No hacer referencia a tal conducta, utilizando así la técnica de la extinción total.
- Redirigirlo a “manos quietas”.
- Proporcionarle algún objeto como una pelota anti- estrés o un cojín blandito si percibimos algo de estrés o falta de regulación emocional para que se pueda relajar, o redirigirlo a una actividad manipulativa neutra dirigida por nosotros y así distraer su atención hacia otra cosa.
- Caminar de puntillas:
- Realizar cada noche un masaje circular en la punta de los pies para moldear el pie y evitar que se atrofie.
- Ponerle al niño unas botas planas para evitar que el pie pueda alzarse.
- Caminar por bolos (piedras redondas): de esta manera, han de poner los pies planos.
- Balanceo:
- Ignorar completamente, sin hacer referencia a lo que está haciendo (hacer uso de la técnica de la extinción).
- Si el balanceo es continuo, redirigir a estar tranquilo/a o a estar quieto/a.
- En caso de continuar con el balanceo, dar ayuda física y redirigir a estar tranquilo/a o quieto/a.
- Si persiste la acción, redirigir al niño a realizar una actividad incompatible a la autoestimulación, como por ejemplo, darle un telescopio de juguete para que mire dentro o una cámara de fotos de juguete y que mire por dentro o incluso una actividad manipulativa que requiera atención y focalización.
- Otra forma de reconducir el balanceo, si creéis que el niño necesita moverse, es llevarlo a que se balancee de una forma funcional, por ejemplo, en un columpio balancín o que se agarre a unas anillas y de esta forma, se podrá autorregular adecuadamente.
- Dar vueltas/ girar sobre uno mismo:
- Ignorar la conducta de girar sobre sí mismo, no hacer referencia a lo que está haciendo (técnica de la extinción total).
- Si dura mucho tal conducta, redirigir al niño a estar quieto.
- Si no hace caso, volver a presentarle la demanda y con ayuda física bloquear que gire y de vueltas.
- En caso de continuar, redirigirlo a realizar alguna actividad manipulativa que requiera focalizar su atención hacia algo.
- Movimientos oculares:
- Ignorar la acción de mover los ojos (hacer uso de la técnica de la extinción total).
- Si lo hace muy seguido, redirigir al niño a “Ven aquí” y redirigirlo hacia alguna actividad manipulativa que requiera poner atención y focalizar o a que te mire y te imite 4 acciones (tocar la cabeza, tocar la nariz, aplaudir y sacar la lengua, por ejemplo): de esta forma, lo focalizamos y rompemos con la autoestimulación.
- Otra forma de focalizar su atención podría ser que nos siguiera la mirada con un bolígrafo y lo llevamos hacia arriba, hacia abajo, hacia un lado y hacia el otro y el niño ha de seguir el bolígrafo con la mirada (puede tener una lucecita para captar su atención).
- Agitar la cabeza:
- Ignorar tal conducta si lo hace de forma puntual, haciendo uso de la técnica de la extinción total.
- Si continúa moviendo la cabeza, redirigirlo a estar tranquilo o quieto y, si es necesario, darle ayuda física y bloquear tal movimiento con nuestras manos.
- Si vuelve a hacerlo durante un tiempo, redirigirlo a realizar una actividad que lo haga focalizar su atención hacia algo: por ejemplo, que nos imite 4-5 acciones, como: manos en la cabeza, aplaudir, tocar nariz y tocar orejas o redirigirlo a que nos ayude con alguna actividad que requiera su atención, como colocar o insertar algo y así lo sacamos de la estereotipia.
- Mirarse los dedos y las palmas de las manos:
- Hacer uso de la técnica de la extinción total ante la conducta de mirarse los dedos.
- Si persiste esta conducta, redirigir al niño a que te imite pidiéndole 4 acciones (aplaudir, picar los dos puños, abrir la boca, tapar las orejas, por ejemplo).
- Tocarse las pestañas:
- Ignorar completamente, aplicando la técnica de la extinción total.
- En caso de que continúe con la conducta, redirigir al niño verbalmente a “manos quietas”. Hacerlo con ayuda física si no atiende a tu demanda.
- Si persiste la acción, redirigir al niño a realizar una actividad incompatible con las manos, así como una actividad manipulativa o a insertar algo con las manos, que sea una actividad que requiera tener las manos ocupadas.
- Enroscarse el pelo en los dedos:
- Hacer uso de la técnica de la extinción total, ignorando la conducta si se da puntualmente.
- Si persiste, redirigir al niño a “manos quietas” o “baja las manos”, ofreciéndole ayuda física si no lo hace por sí solo.
- Ofrecerle alguna actividad manipulativa incompatible a la estereotipia que sea neutra y que le haga tener las manos ocupadas, así como colocar algo, ordenar algunos libros, etc.
- Dar saltitos o correr:
- Aplicar extinción total ante la conducta de dar saltos.
- Redirección verbal a “estate tranquilo”
- Redirigir al niño si se puede en ese momento a un saltarín y que lo haga en el sitio adecuado, que es ahí, de manera funcional, si valoráis que lo necesita.
- Hacer ruidos con la boca continuos:
- Ignorar completamente los ruidos, sin hacer referencia a ellos (técnica de la extinción total), cuando se den fuera de nuestro entorno, en otra sala.
- Si molesta e interfiere porque está en la misma sala que nosotros, reconducirlo a “Silencio” o al gesto de “shhhh”; si persiste, podemos acercarnos al niño y con ayuda física redirigirlo a que esté en silencio, llevándole su dedo a la boca.
- Si esta conducta no acaba de irse, podemos redirigir al niño, si es verbal, a que nos responda preguntas sencillas y así focalizamos su atención hacia otra cosa, como: “¿cómo te llamas?”; “¿cuántos años tienes?”; “¿cómo me llamo yo?”; “¿cómo se llama papá?”. También, lo podemos redirigir a que realice unas vocalizaciones como: “a”, “mama”, “i”, “no” (por ejemplo).
- En caso de niños no verbales, lo podemos redirigir a que nos imite 4-5 acciones tipo “Praxias” es decir, movimientos bucofaciales, así rompemos con la estereotipia verbal: “hacer una pedorreta con la boca”, “bufar”, “dar un besito con los labios” y “hacer el caballo”, por ejemplo.
Manías y obsesiones:
- Oler las cosas:
- Ante la manía de oler las cosas, si es algo esporádico o que se presenta de manera aislada, ignoramos y no hacemos referencia alguna (técnica de la extinción).
- Llevarse todo a la boca o morder las mangas del jersey:
- No hacer referencia verbal a tal conducta (técnica de la extinción) pero si consideramos que necesita chupar las cosas porque está en una fase oral, podemos proporcionarle como alternativa un mordedor para que pueda metérselo en la boca y pueda chuparlo. Así lo haría de una forma adecuada, con el objeto adecuado.
- Acercarse a las personas invadiendo su espacio vital:
- En este caso, como esta conducta interfiere en el ambiente y nos afecta, no haríamos referencia a lo que está haciendo, pero sí miraríamos de bloquear esa invasión y redirigir al niño a acercarse de una forma suave, más tranquilo, si es necesario, con nuestra ayuda física y con alguna ayuda verbal como: “poco a poco”, “así”, “tranquilo”.
- Estirar del cabello al otro:
- Si podemos anticiparnos a tal conducta, deberíamos evitar que tenga acceso al cabello del otro, por lo tanto, evitar que lo pueda hacer y, si llega a hacerlo, sin decirle absolutamente nada en un sentido negativo (técnica de la extinción), lo redirigiríamos a verbalizaciones como: “tranquilo”, “despacio”, “se toca suave, así…”.
- Pisar baldosas o charcos y caminar sobre líneas:
- Si nos podemos anticipar a este tipo de situaciones, mejor; deberíamos desviar su atención hacia otra cosa para evitar que en ese recorrido vaya directo a la fijación de pisar las baldosas o los charcos o de querer caminar sobre las líneas.
- Si lo hace porque no pudimos anticiparnos, hacemos uso de la técnica de la extinción e ignoramos la conducta, sin hacer referencia a lo que ha pasado.
- Si tiene intención de continuar haciéndolo, podemos bloquearlo con nuestra ayuda física y llevarlo hacia otro recorrido, apartándolo directamente de esa fijación y sin añadir lenguaje.
- Crujir los dedos de las manos:
- Extinción total, ignorar completamente.
- Si continúa haciéndolo, redirigirlo verbalmente a verbalizaciones como: “manos quietas”.
- Si la conducta no cesa, redirigirlo con una pelota antiestrés, por ejemplo, que apriete fuerte la pelota.