La escolarización de los niños supone tomar una decisión importante, ya que marcará su futuro y su desarrollo, tanto a nivel social como intelectual, especialmente en caso de niños con necesidades educativas especiales.
Valorar qué es lo que más le conviene a nuestro hijo va a ser una decisión difícil y determinante, el hecho de decidir entre una escuela de educación especial o una escuela ordinaria con apoyos para la inclusión.
Sea cual sea la elección, la mejor escuela siempre será la que tenga lo que tú quieres para tu hijo, la que se adapte mejor a sus necesidades.
Por ello, es necesario valorar todos estos aspectos.
Aspectos a tener en cuenta a la hora de elegir una escuela para tu hijo, partiendo de nuestro punto de vista y de nuestra experiencia:
En el caso de niños más pequeños con autismo regresivo: tendrán más posibilidad de recuperación si la inteligencia se encuentra conservada y, por lo tanto, siempre será más favorable optar por la escuela inclusiva, pero priorizando siempre el trabajo de potenciar el desarrollo del juego simbólico, ya que realmente lo que más nos interesa para estos casos es el desarrollo del juego, más que llevarlo a la escuela inclusiva.
Las escuelas que interesan serán aquellas, por lo tanto, que centren su atención y potencien la sociabilidad y el juego de una forma activa e intensa hasta los seis años de edad, para favorecer un desarrollo óptimo de la inteligencia y del cerebro a otros niveles.
Optaremos por la inclusión en estos casos porque nuestro objetivo principal es que el niño se recupere, y en una escuela especial, al no tener una estimulación adecuada para estos casos y no tener referencia de un grupo de iguales para imitar, estaríamos limitando al niño a la hora de aprender y, de esta forma, frenaríamos su ritmo y nivel de aprendizaje.
El niño en proceso de recuperarse en una escuela especial no podría seguir a los niños de su edad, por muy cuidado que pueda estar en una escuela especial.
La opción de escuela inclusiva con unas horas en aulas específicas para niños con TEA también es una opción favorable, siempre que en estas horas de terapia fuera del aula se realice un trabajo terapéutico adaptado a las necesidades de cada niño y que de esta manera se refuercen las habilidades motoras, sociales, cognitivas o emocionales, en función de lo que necesite reforzar cada niño, para que después haya una mayor respuesta adaptativa y funcional con el entorno.
Otro aspecto fundamental que debemos tener muy en cuenta a la hora de elegir una escuela inclusiva para estos niños es cómo abordan temas de acoso, bullying, marginaciones, etc., dado que estos niños son más susceptibles y vulnerables a vivir este tipo de situaciones sociales conflictivas; para ello, indagar, informarse bien sobre cómo trabajan estos temas, junto a la valiosa opinión de otros padres con su experiencia particular en esa escuela, es lo que nos ayudará a optar o no por esa educación. Por eso es importante indagar a través de padres el funcionamiento interno de la escuela, tanto a nivel psicológico como a otros niveles, sin perder de vista estos temas que deberían ser prioritarios en la crianza de nuestros hijos y asegurarnos de que el lugar donde van a crecer va a ser un lugar seguro; independientemente de si la escuela es pública o privada, ese factor no es lo más importante, sino el buen funcionamiento, la filosofía del centro y los valores educativos que transmitan. También, es importante averiguar qué profesionales ofrecen asistencia dentro del centro escolar, si hay personal interno que ofrece apoyo, además de si están abiertos a la adaptación curricular y si aplican este tipo de medidas para la atención a la diversidad.
En el caso de niños más mayores, con Asperger o TGD, que asistan a una escuela de educación especial, es importante el hecho de que vayan a gusto, se sientan queridos, estén bien cuidados y salgan contentos. En definitiva, que estén bien integrados en la escuela especial. Sin embargo pensamos que las escuelas para niños especiales no trabajan para optimizar su neurodesarrollo, sino más bien se enfocan en el bienestar del niño y en trabajar su autonomía. Esto difiere mucho de nuestras intenciones, ya que apostamos por el desarrollo de su potencial, exprimiendo al niño de manera que avance y cierre sus fases de desarrollo, aunque sea de forma tardía. En ese sentido las escuelas especiales son un callejón sin salida, pues no están enfocadas en su recuperación. Por eso para los niños que ya estén escolarizados en un colegio así, muestran más avances si se les saca del colegio y se trabaja con ellos intensamente en casa. En este sentido, el “home schooling” (la escuela en casa), es la mejor opción para evitar ese callejón si salida y seguir potenciando el neurodesarrollo del niño, siguiendo al mismo tiempo un programa académico personalizado o adaptado, desde casa, que ocupa mucho menos tiempo que la escolarización ordinaria, y se puede emplear el resto del tiempo en trabajar intensamente su neurodesarrollo.
La experiencia de la pandemia nos ha demostrado en general que los niños avanzan más con sus padres como maestros y entrenadores, que en el colegio, pues la atención personalizada y un espíritu de creer en la mejoría y recuperación de los niños marca una diferencia notable, con mejorías que se suman a lo largo de los meses.
Es importante mostrar mucha atención a su estado emocional en aquellos niños que van al colegio y a terapias. Es muy importante tener en cuenta cuándo los niños están mal emocionalmente, ya que se nota muchísimo (sobre todo cuando llegan las vacaciones y los niños parecen aliviados, tranquilos, relajados). Muchas escuelas o terapias estresan a los niños sobremanera, no saben motivarlos y los presionan logrando que el niño se estrese y por tanto retroceda en sus mejorías, condición y salud, además de desmotivarlos, bloquearlos y traumatizarlos. Hay que estar pendientes: si se aprecian cambios en la conducta del niño, será un indicador importante que nos alertará de lo que está sucediendo. Si salen tristes, alterados o estresados del colegio es un signo de alarma o indicador de que algo está ocurriendo en la escuela. NO DEBEMOS DESCUIDAR ESTE DETALLE porque puede traer consecuencias graves y afectar a su desarrollo físico, emocional e intelectual.
En el caso de niños con Asperger, con un alto funcionamiento intelectual, que están en colegios con inclusión, a estos niños se les vuelve todavía más Asperger y les cuesta más socializar debido a que lo centran más en la parte académica, basada en conocimientos, fichas y lecciones, cuando en realidad lo que estos niños necesitan es conectarse más con la parte espacial, la creatividad, el juego simbólico, la inteligencia y la psicomotricidad para que desde ahí puedan flexibilizar más su mente, no desde los conocimientos y la teoría. Por lo tanto, de esa manera pierden gran capacidad de regeneración. Los padres creen que el niño está en el lugar adecuado porque está con su grupo de iguales y sigue las lecciones que tocan, cuando en realidad es un muro para su neurodesarrollo y esta batalla particular nuestra de acercarlos al desarrollo del cerebro neurotípico. Por ello, hay que tener en cuenta todas estas necesidades que tiene el niño con Asperger y priorizarlas, si hace falta reduciendo horas lectivas, para que puedan ser desarrolladas en contextos de terapia focalizada en el cambio de rutinas, desestructuración, adaptabilidad, y creatividad, que sí son prioritarias para su neurodesarrollo si queremos de verdad sacarlos del Asperger.
Por otro lado, para aquellos casos de autismo más mayores que probablemente vayan a una escuela especial, con el inicio de nuestro método probablemente en el centro escolar van a mejorar, les va a ayudar a nivel de comprensión, van a poder imitar más, se conectarán más y se moverán más hacia un autismo leve, a pesar de que no se dé una recuperación total. En esa situación, están más conectados, empiezan a sentir más, sentirán más el dolor físico y emocional. Se sentirán, por lo tanto, más receptivos y empáticos, y puede haber en su clase casos de niños más agresivos que se autolesionen, griten, peguen, etc. Y lo que ocurrirá entonces es que van a empezar a imitar a estos niños, porque un autista tenderá a eso, a las obsesiones, a la inflexibilidad, a tener la mente rígida, a no distinguir lo que está bien de lo que no, a copiar, imitar lo que tengan a su alrededor… y todo esto le generará estrés y empezará a sufrir. Será un problema porque ya son mayores y harán suyos esos malos hábitos. Tenemos muchas malas experiencias con eso, por eso en ese sentido, los niños que evolucionan con nuestro programa y ganan en entendimiento, conciencia y capacidad de imitación, estarán ubicados en el lugar menos recomendable de todos, que son las escuelas especiales, donde no hay una referencia buena, neurotípica, que imitar. Este es uno de los mayores problemas a los que nos enfrentamos en este proceso, pues batallar con malos hábitos adquiridos, a los que los niños están expuestos a diario, es batallar contra un gigante al que jamás lograremos vencer.
En estos casos, cuando esto ocurre, habría que sacarlos de la escuela y trabajar desde casa, ya que no tendría ningún sentido mantenerlos en el colegio porque podría perjudicar y afectar a su entorno en todos los niveles. Por lo tanto, habrá que valorar cómo se está desarrollando en ese contexto con otros niños que requieren también de una atención especial y cómo eso puede estar afectando de una forma directa y negativa en nuestro hijo.
Finalmente, cabe destacar que la opinión de los profesionales que están en contacto con tu hijo puede ayudar a la hora de decidir la mejor escuela, ya que conocen bien sus necesidades, además de conocer cómo funcionan las escuelas. También nos pueden aportar una perspectiva más realista de lo que realmente tu hijo necesita y asesorarnos de la mejor manera con su criterio profesional, ya que son ellos quienes conocen mejor las competencias académicas, educativas y sociales.